Keep on running on the free world...

domingo, marzo 19, 2006

Estoy de regreso!!!

Gracias a Dios funcionaron los cuidados que me recomendó el entrenador. Aparte de esto, descanso el domingo, lunes y martes. Es feo estar con las ganas de entrenar no hacerlo. Aquí es donde también tenemos que usar la fuerza de voluntad, pero a la inversa. Aquella fuerza de voluntad que nos hace levantarnos a las 5 AM en algunos días entre semana, y a las 6 en fines de semana. Ahora esta fuerza de voluntad sirvió para decirme que me aguantara un par de días, que estaba mejorando pero era mejor esperar.
Llegó el miércoles, día del entreno dirigido. Salí tan a la carrera de mi casa que olvidé mi reloj. Ya en el entreno comencé a poner a prueba los camotes y principalmente la parte baja de la pierna que me había molestado tanto. No sentí nada de dolor. Luego del calentamiento vino el trabajo fuerte en la pista. Los últimos 1,200 mts fueron para comenzar a convencerme que estaba de regreso. Solo para comenzar a convencerme porque una cosa es la pista y otra el sube y baja de los entrenos duros.
El jueves corrí 41 minutos en un entreno personal, en un recorrido que antes hacía en 40 min pero últimamente lo había estado haciendo en 45. Una prueba más de mi evolución y ningún dolor. El viernes relajo las piernas y llega el sábado...
Un entreno espectacular en el Parque La Democracia. Un paisaje hermoso, un clima sabroso, una primera vuelta para calentar, y luego las otras tres vueltas para soltar las piernas y terminar el entreno en una hora y cuatro minutos. Esta vez el sube y baja, el plano, el viento y el sol se conjugaron para darme una sensación especial de bienestar y para recordarme que estoy de regreso, para dar un grito de desahogo al aire y gritarle a las lesiones : Aquí estoy!!!

martes, marzo 14, 2006

Vamos a dar una vuelta al cielo!

Pues ni modo, por el momento solo historias viejas. Tal vez mañana que me quite los hielos y las vendas, y vuelva a los entrenos tenga algo nuevo para contar. Por el momento, regreso al 2004 cuando en serio fui a dar una vuelta al cielo.
Corría el mes de agosto cuando fui por cuarta vez en mi vida al departamento de Huehuetenango, la segunda vez que iba en plan de corredor. Ya estaba inscrito para el maratón de New York, pero el Aascenso a los Cuchumantanes es una prueba especial que no puede faltar en la lista de un corredor. Había completado el ascenso en el 2002, y tenía propuesto hacer un mejor tiempo y disfrutar la carrera (en el 2002 subí con más vergüenza que con otra cosa).
Ese día me levanté un poco más temprano de lo que esperaba pues las ansias de correr la carrera de mayor exigencia (a mi criterio) me lo pidieron. Salí de mi habitación del hotel a dar una vuelta por el parque de Huehue. Todo estaba calmado y vacío, volví al hotel a ver el menú del desayuno (no acostumbro comer antes de una carrera) y regresé al cuarto. Me vestí y desperté a mi familia que debía subir en carro hasta el mirador. Nos quedamos con mi papá abajo y luego desayunamos frutas y panqueques. Por fin se acercó la hora de la carrera y comenzamos a calentar cerca del punto de salida.
Por fin! El disparo de salida! Comienzo a correr y poco antes de llegar a Chiantla comienzo a sentir malestar estomacal. No debí haberme comido esos panqueques! pienso, pero poco a poco el malestar va desapareciendo y los kilómetros también. Al llegar al kilómetro 10 las piernas no piden nada, el corazón ofrece todo y la mente solo tiene un objetivo: la meta. Poco a poco los competidores van quedando atrás, pero mi mente no está en ellos. Mi mente está adelante, en la meta.
El abastecimiento ayuda pero poco. Ayuda más la gente que te grita, te aplaude y te anima. La gente que nunca ha subido, pero está consciente que sus gritos te hacen fuerte. Poco a poco llego al punto donde me toman la foto para el diploma y es cuando pienso que no hay nada que pueda detenerme. Pongo mi mejor cara para la foto pero no es suficiente, la foto se queda en mis papeles pero mi imagen quedará en la gente que me vea. Pongo entonces mi mejor cara para la gente y hago mi mejor esfuerzo. Es un trabajo conjunto: yo doy lo mejor de mí pero creo recibir lo mejor de los que están a la orilla de la carretera (al lado del camino...), y juntos vamos subiendo hasta el mirador Juan Diéguez Olaverri.
Mientras subo no siento las piernas, siento que estoy volando a 2,800 metros de altura, a 1,000 metros de la meta. Las distancias se hacen cortas y pasan rápidas las horas, la curva final (en esa carrera no hay recta final) se ve cada vez más cerca y entro al mirador con mi mejor cara y deseando que la carrera no terminara. Llego a la meta y paro mi reloj 30 minutos después que el primer lugar. No importa, yo me siento como que estoy en el mejor momento de mi carrera deportiva. No hay nada que pueda detenerme en ese momento. Doy un vistazo desde el mirador y bajo unos metros para encontrarme con mi familia y esperar a que pase mi papá, porque me imagino que necesitará apoyo en los últimos metros.
Termina mi expedición a la Sierra de los Cuchumatanes. No sé cuándo vuelva, lo que espero es volver. La altura, la gente, el frío, la fatiga, todo se conjuga para darte una sensación especial cuando terminas. Completar esa carrera es tocar el cielo por unos minutos aunque sea. Por el momento, vuelvo a mis vendas.

sábado, marzo 11, 2006

Menos mal!

Que importante es estar cerca de alguien que te pueda asesorar. Mi lesión de la que hablé anteriormente había tenido una ligera evolución, pero en el entreno de hoy la sufrí. Cada vez que hacía un cruce a la derecha los músculos de la parte baja de la pantorrilla me decían que parara. Incluso desde el principio del entrenamiento, en la fase de entrada en calor, me estaban molestando pero decidí ignorarlos. Cuando ya llevaba 47 minutos de trabajo fuerte (más los 30 del calentamiento), decidí parar. El dolor había vencido al deseo de seguir corriendo y decidí caminar y terminar la octava vuelta del circuito (tenía planeado hacer 13) con un trote lento.
Cuando terminé, hablé con el entrenador acerca de lo que sentía. Me dijo que no era algo para preocuparme y me recomendó ponerme hielo en las partes con dolor. También me dijo que descansara de aquí al miércoles y en todo caso si corría, que lo hiciera dentro de una piscina. Menos mal!!! Ya me veía yo con una inactividad de tres semanas... O en otro caso menos malo, tal vez mañana mismo estaría trabajando esos músculos y tal vez ahí sí induciendo una lesión. Ojalá me recupere pronto y pueda estar de nuevo en el camino.

jueves, marzo 09, 2006

Lesionado!!!

No puede ser!!! Tenía tal vez tres semanas de no salir al camino. Me venía entrenando en pista y gimnasio, pero nada en la carretera. Ayer me sentía listo para salir con todo a la carretera y hacer una adecuada rutina de entrenamiento, y cuando llevaba apenas unos 200 metros empiezo a sentir una molestia en el tobillo derecho. Terrible! Traté de seguir unos cuantos metros más, pero mi dolor fue suficiente como para detener el deseo de seguir. Regresé trotando lentamente a mi casa y al final tuve que caminar para no sentir el dolor. El día pasó como que nada, eso sí, sin hacer ningún esfuerzo físico. Me asusté bastante pues esas lesiones tienden a ser demasiado largas. Por la noche me llaman para confirmar el entreno del fin de semana, y yo lesionado!!! Aún así, confirmé mi asistencia. Cuándo no uno de necio haciendo cosas y forzándose con tal de hacer lo que le gusta.

Hoy por la mañana, decidí no exigirme tanto para estar mejor para el sábado. Excelente estrategia, caminé y me sentí como que nada. Luego troté muy despacio y sentí una ligera molestia en la pantorrilla. Era muscular la molestia!!! Gracias a Dios nada óseo (eso espero) y creo que estoy listo para entrarle con todo a los entrenos del fin de semana. Creo que ahora sí, pronto estaré de regreso en la carretera.

martes, marzo 07, 2006

De regreso a la pista

Hacía tanto tiempo que no corría en pista... Haría tal vez unos tres o cuatro años. Cuando corría en pista, me sentía como un ratón o un hamster, dando vueltas en esas rueditas que les ponen en sus jaulas. Hoy no. Hoy sentí como que estaba de regreso...
De regreso como en mis mejores tiempos, pues aunque todavía estoy bastante jóven para el deporte, poco a poco sentía que ya no era aquel de cuando tenía veintiún años (hoy tengo veinticuatro). Sentía que había perdido mi velocidad y aunque trataba de no darle importancia, habían momentos en los que no me sentía del todo satisfecho. Hoy de regreso en la pista, y luego de entrenos constantes, volví a sentirme veloz. No seré el más veloz del mundo, pero me sentí satisfecho, eso creo que es suficiente.
Hoy regreso a la pista, e inicio este espacio que utilizaré no como diario, sino como un lugar para compartir mis experiencias con aquel que le interese.